Posted by : Unknown 16 de diciembre de 2013


Después de un buen tiempo ausentes retomamos una de las secciones favoritas del blog, habiamos hablado ya de Lucho Rueda y La Trifullka, de Sal y Mileto, de Sobrepeso y de los Crucks en Karnak; en esta ocasión vamos a conocer un poco mas de Hugo Idrovo, uno de los artistas más importantes que ha dado el pais.


...pero antes pon play para que te vayas ambientando...



Esta biografía está escrita nada más y nada menos que por el mismísimo Huguito Idrovo, contada en primera persona, por lo que creemos que así debe ser publicada en DSRE.



...


Nací en Guayaquil el 31 de agosto de 1957 y soy el primero de siete hermanos. Mi padres son Hugo Idrovo Vicuña (Manglaralto, 1926) y Carmen María Pérez Ortiz (Vinces, 1931). Tuve una infancia feliz, llena del inmenso amor de mis padres y una gran pasión por el dibujo y la aviación. Mis vacaciones ideales eran andar junto a mi viejo en las bases aéreas y volando con él, o pasarla con mis primos y hermanos en las playas de Manglaralto, Cadeate, Montañita, Olón.

En nuestro hogar siempre había música. Por afición de mi padre escuchábamos a Los 5 Latinos, Elvis Presley, Jerry Lee Lewis, Ray Charles. Y por mi madre, los pasillos y boleros de Benítez y Valencia, Cuco Sánchez, Roberto Ledesma, Bobby Capó. Cantaba siempre, con mi raqueta de bádminton. No éramos ricos, pero vivimos en buenos vecindarios y tuvimos frecuentes viajes a otros países. Me encantaba ir al Urdesa School, mi escuela vecina en Guayaquil; sin embargo un día sin saber por qué, cuando tenía 9 años fui cambiado al Instituto Particular Abdón Calderón. Fue traumático; cada vez que paso por delante de su abandonado edificio de la Avenida de las Américas siento lo peor.

En 1968 entré al Colegio Javier, de curas jesuitas. Allí me encontré en serio con las artes y las ciencias sociales. Y esta llegó de la mano de la contradicción pues yo había vivido preparándome para ser aviador, un piloto de acrobacia quería ser. Era impaciente, así que apenas cumplí los 15 años mi papá hizo trámites para mi ingreso al Aero Club del Ecuador y ahí me cayó el hacha. No logré superar ninguna de las pruebas visuales más exigentes y tuve que olvidar mi sueño de volar.

Hugo Idrovo de pequeño
Hugo a los 13 años

Me volví huraño y solitario. Perdí interés por los estudios y repetí el cuarto año en el colegio. También el quinto. Andaba casi siempre de mal genio, y tan antipático que mis hermanos me apodaron “el ogro”. Para consolarme, mi madre me regaló una guitarra española que aprendí a tocar con el telegrafista de Manglaralto. A comienzos del ‘74, mientras andaba por el guayaco barrio de Mapasingue, un chico que estaba trepado en un árbol me invitó a fumar mariguana. La yerbita me sacó del mundo frustrado en que vivía y una tarde sin avisar a nadie me fui de casa. Llegué a Quito y me uní a una movida artística juvenil rebosante de música, conciertos, teatro, pintura y sicodelia hasta que meses más tarde ¡por suerte! mi santa madre me encontró y me llevó de vuelta a Guayaquil. Con tanta rumba jipi, sin saberlo andaba yo con hepatitis. De vuelta en el Javier pude convencerme de que la educación católica no era para mí y me las arreglé para que los curas tengan la compasión de sacarme del colegio. Hice el último de bachillerato en un espacio que amaba y conocía muy bien, el Urdesa School.

En 1975 empecé a hacer mis propias canciones y a pintar y dibujar plumillas con mucho ardor –en el ’79 vendí una serie entera en una exposición del barrio Las Peñas‑. Para engalanarlo mejor, mi abuelita Carmela me regaló una guitarra acústica y heredé de un tío melómano más de cien discos de blues, rock y salsa neoyorrican. Fueron momentos decisivos, a los 18 años de edad la vida se me abrió con valor y sentido y supe que lo mío era la música y el arte. Entonces, al año siguiente, aunque apenas tenía escritas unas diez canciones, me invitaron a tocar en una kermés del Liceo Panamericano y de allí un amigo me llamó a integrar como refuerzo al grupo del Javier y ganamos un Festival Intercolegial de Música. ¿Cómo olvidar 1976?, ese año me gradué de bachiller, asumí el oficio de cantautor y mis padres se separaron y se divorciaron.

Juan Carlos González era el amigo que me invitó a sumarme al grupo con el que ganamos aquel Festival. Por los siguientes 3 años mi relación creativa con González, gran guitarrista y sensible compositor, fue decisiva para mi formación como músico. Lo mismo que con Eduardo Flores, el creador de Amigo Trigo, otro fascinante cantautor y gran amigo a quien frecuenté en esos días de 1978. A mediados de 1979 los tres llegamos a tocar juntos, aunque apenas tuvimos una presentación de debut y otra de despedida; antes del fin de ese año yo estaba en el Perú, González se había cambiado a Quito y Flores emigraba a Alemania.

La primer presentación
Una presentacion con Juan Carlos González

A mi vuelta, a fines de 1980, sentí que Guayaquil no correspondía a mis afanes y me mudé a la capital. Con González hicimos algunas buenas canciones y Quito me dio tiempos y amigos increíbles que siempre atesoraré. Hacia 1981 González y yo teníamos un trío con un chileno pero nunca me sentí encajar en ese experimento. Para sanar mis dudas y desvelos, una mañana de un día en que por la noche íbamos a actuar en el Teatro Universitario de Quito, teloneando al grupo chileno Illapu, hice un ritual de amor a la Pachamama con un sanpedrito que yo mismo había cortado y preparado. Para no alargar el cuento, el espíritu de la plantita me aconsejó no presentarme en el recital de esa noche y dejar que mi trío salga como dúo. De todas maneras de curioso fui, me senté entre el público en la única silla libre que había en la sala y me hice amigo de la chica que a mi lado estaba, Dominique Fall. En medio de la conversa y el concierto el mezcalito me dictó que tenía otros planes para mí; me jaló fuera del teatro y me mandó a caminar por las calles frías y neblinosas hasta que de pronto en medio de la nada apareció un viejo camarada, Héctor Napolitano. Nos fuimos a charlar hasta amanecer y con el sol salimos a visitar a esta chica de melódico nombre que horas antes había conocido en el teatro. Dominique nos recibió y enseguida nos llevó a conocer a su novio, un rubio jovencito llamado Alex Alvear. Los tres hicimos liga más rápido que patada de chancho. Ese increíble cambio en mi vida, ese encuentro y reencuentro se lo debo al amor universal, a la madre tierra y a la voz del corazón. ¡Cuánta gratitud!

El Quito de 1982 fue entretenido e intenso, aunque nada fácil para mí. Napo y Alex andaban embalados con un repertorio de covers con el que les iba muy bien en las noches de Quito. En cambio, a mí me fue imposible encontrar un trabajo fijo como cantautor y antes de caerme muerto en la vereda decidí irme a mi casa en Guayaquil para enseguida seguir a Nueva York, a recargar la batería.


Otra de sus pasiones: la pintura
Memorable pasantía la que tuve esa vez. Arte y música a millón. Me metía en cada exposición, museo o concierto posible para sacarle buenas gotas al jugo de la gran manzana. Tocaba mis canciones en los subways, en las plazas o los Staten Island Ferrys, también pinté algunos óleos y un mural. En fin, la tierra llamó y en octubre de 1983 volví a Guayaquil dispuesto a contraatacar Quito con hermosos instrumentos, canciones nuevas y la intención de formar con Napo y Alex una poderosa banda con obra propia. Con ella intentaríamos pegarle bajo al criterio dominante entre el público del país, que en su mayoría obligaba a sus músicos a que interpretasen solo lo que estaba de moda o pegando en la radio.

Promesas Temporales nació en noviembre de 1983 -puse el nombre al grupo por el título de una de mis canciones escritas en Nueva York, aunque también pesaba mucho la maldá de los gandules que no querían ensayar o no llegaban a la hora-. La banda original la formé con Napo y Alex, junto a Fernando Albornoz en la flauta traversa, Carlitos Cuenca al cello, Fernando Pinto en clarinete, Fernando Valverde a la batería, Jorge Caballito Gómez y Fabio BaseSegura en percusión latina. Esta estructura duró poco. Debutamos el 2, 3 y 4 de enero de 1984 en el Teatro Prometeo de Quito, de modo que no celebramos el Año Nuevo, pasamos la fiesta ensayando.

La mitica banda: Promesas Temporales
La mitica banda: Promesas Temporales

A mediados de 1984 la banda tomó su formación definitiva: Hugo, Napo, Alex, Dany Cobo en viola y violín, Winfried Chelo Schael en flauta traversa y David Gilbert en la batería. Apoyaban con la percusión Alonso García-Miró y Fernando Pájaro Zedeño. Pregonábamos de hacer Canción Experimental Ecuatoriana, pues al término Fusión aún no lo teníamos resuelto; pronto rechazaríamos también cualquier encasillamiento.

Con Promesas Temporales hicimos recreación de los ritmos andinos y costeños tradicionales juntados con todos los géneros musicales que eran parte de nuestras influencias. Por otro lado, nos exigíamos en cuanto a lo escénico: “músico es coreografía”, y reivindicábamos a nuestras chicas: “es deber del compañero tomar la posta”. Lo que hicimos durante los dos intensos años siguientes fue resultado del rigor, la persistencia y la unión. Vivíamos en Guápulo, bajo el mismo techo y nos quisimos como hermanos. Estábamos siempre juntos, compartiéndolo todo y digo todo: “el secreto de la felicidad es compartir” jama, plata, caleta, chusos, hembras y cachina. La yunta está hecha hasta la muerte.

En febrero de 1985 conocí a la mujer de mi vida, Rocío Bermeo Ponce, la maestra Roscoe. Bueno, vale aquí decir que también con ella comencé mi aprendizaje como papá, pues ese amor venía por partida doble: Rocío tenía un hijito de 6 años, Nicolás, y yo me enamoré de los dos. Nico es el mayor de mis cuatro hijos. Es un tipo increíble y lo amo como si hubiese venido de mí. Nico nos hizo abuelos el 28 de abril de 2008, al darnos a nuestra preciosa nietita, Violeta.



Y fue a mediados de ese 1985 cuando conseguí modos y medios para la grabación y edición de nuestro disco Promesas Temporales, que salió en marzo de 1986. En ese LP también se incluyeron canciones de Juan Carlos González y Eduardo Flores pues sus temas formaban parte de nosotros. Todo iba muy bien, pero el país estaba en manos de un represivo gobierno de ultraderecha que nos acechó y estigmatizó como “subversivos”. Un mediodía de diciembre de 1986 Alex fue secuestrado por comandos militares en media calle. Gracias a que pudo gritar su nombre y alertar a los transeúntes mientras era sometido a viva fuerza, nosotros supimos qué hacer. Tuvimos mucha suerte, conseguimos que Alex fuera liberado y pueda regresar sano y salvo con sus padres. A la semana, haciendo uso de su doble nacionalidad, ya estaba rumbo a las entrañas del imperio. Alex era irremplazable. Para la banda se había acabado la llama, el tiempo y las promesas.


Portada del LP Promesas Temporales




Pero el show debía continuar, el final de Promesas Temporales no debía dolernos tanto como provocaba. Mi música dedicada al pueblo afroecuatoriano y que formaba parte del último repertorio del grupo tenía que difundirse, o por lo menos grabarse; fue así como a fines del ’87 invité a Napo a sumarse a mi proyecto de grabación del LP Arcabuz.

Con Napo tenemos una parcería vieja que viene desde adolescentes; como jefe que es, yo seguía su vida artística sea con su grupo Los Apóstoles o en los festivales de música colegiales, donde había que disputarse o expresarse. Mi comunicación afectiva y musical con él siempre ha sido fácil, somos del barrio de la triple G: guasos, gozadores y guayacos. Y como iba diciendo, Napo conocía el embrión de un largo tema musical mío, llamado Arcabuz, que tenía 4 movimientos que narraban la historia de la llegada de los africanos al actual territorio de nuestro país.

Después de una necesaria pasantía en Esmeraldas con Rocío, el tema estuvo terminado en febrero de 1988. Entretenido fue dejarlo a punto, ya que en esos días el máximo de tiempo que entraba en el surco de una cara de un disco de vinilo de 33 RPM era menos de 18 minutos. Las otras 4 canciones que también se incluirían en el LP ya estaban hechas: Vieja María y El Viejo eran parte del repertorio de Promesas, mientras que las otras dos, Mi Bolerito y Lo Importante en la Vida es ser Feliz eran inéditas.

Si bien yo ya tenía a mi musa, Napo también tenía a la suya: Mónica, la dama que luego daría a luz al bello niño Bastián Napolitano Baca. Ella, conmovida por una sorpresiva temporada de responsable y tierna actitud de su disoluto consorte, en la navidad de 1987 le había regalado una novedosa maquinita que llevaríamos al estudio para descubrir sus secretos: un controlador midi Roland GX-1 y GM-70 con módulo de sonidos Yamaha TX81Z y BB40, y que convertía a la Fender Stratocaster de Napo en una guitarra sintetizador. Entramos al estudio a principios de mayo de 1988.

La grabación y mezcla de los cuatro temas sueltos resultó regalada, no así con Arcabuz, que alcanzó 17 minutos y 40 segundos de duración. La obrita resultó ser una verdadera prueba de tolerancia, destreza, concentración y precisión. Se trataba de obtener un resultado óptimo en los tiempos previos a la aparición en el Ecuador de los medios digitales de grabación y mezcla, ya que trabajábamos con viejas cintas AMPEX que dependían de un sistema enteramente análogo. Durante el proceso de mezcla trabajábamos sobre la consola a cuatro manos, a veces seis, y si en el proceso te distraías o equivocabas un mínimo –sea en nivel de volúmenes, ecualizaciones, tiempos de fade out o fade in, inserción y salida de voces, coros, efectos sonoros, etc.- pues, compadre, ¡a empezar todo de nuevo! Eso nos pasó muchas veces, pues teníamos casi un centenar de canales repletos con los más diversos sonidos y detalles de todo tipo. Después de mil trenzadas de cuernos que dieron matiz a la ñañería y la mecánica musical terminamos el 15 de junio de 1988. Sería la primera producción que Napo y yo hiciéramos como la linda pareja que a veces resultamos ser. Además, lo más seductor era que un disco así no se había dado aún en el ámbito de la canción popular del Ecuador.

2 leyendas de la musica ecuatoriana: Idrovo y Napolitano

Hugo y Hector en  proceso de composición

De allí que más tarde, en conmemoración a los 50 años de vida y 10 años de muerte de John Lennon, en 1990 Napo y yo volvimos a meternos en el estudio para hacer rocanrol y sacamos un sencillo de 45 RPM al que titulamos Recuerda a Lennon. Voy ahora a dar cuenta de cómo nomás son los hilos que nos tejen:

En los días que viví en Nueva York de vez en cuando acostumbraba ir al Central Park a trotar, sin tener un circuito fijo. Fue así como un día frío de octubre de 1982 pasé frente a la bella arquitectura del Dakota Building, allí donde vivió y murió John Lennon. -¡Tengo que hacer algo! – me dije, y a medida que me acercaba a la esquina de la calle 72 con Central Park West fui juntando algunas flores. Mi corazón latía desbocado y sentí como que a último segundo me iba a dar la vuelta pero no, lo hice: crucé la calle y me paré junto al portón metálico del sitio donde cayó el maestro y ahí dejé mi ofrenda. Una profunda emoción me llenó y su voz y su imagen llenaron con fuerza ese espacio.

Años después, una mañana a principios de 1990 desperté de un épico sueño ligado al recuerdo de aquel momento en Nueva York. Me levanté, cogí la guitarra y esbocé la canción; pasaron los días y la música se me hizo nudo con la letra, así que paré de insistir y la puse de lado un rato. Como al mes Alex Alvear me llamó desde Nueva York, en donde estaba pasando una temporada de trabajo, a avisar que con un pana me había mandado unas cuerdas que yo le había encargado para mis guitarras. Abrí el paquete, adentro estaba la factura y lo que pasó fue que al tenerla en mis manos, verla y darle vueltas, parece mentira, pero ese rato y ahí mismo escribí la estrofa que faltaba.

“Recuerda a Lennon” fue estrenada en Quito, el 9 de octubre de 1990 en un disco de vinilo que en su lado B tenía a “Brujas”, un tema que tocábamos con Promesas Temporales. Y fue a partir de ese disquito, que salió acompañado de una serie de grafitis callejeros, conciertos, giras de medios y premios de la prensa radial y escrita, que la ruta empezó a ponerse buena para cada uno de nosotros.

Hector y Hugo grabando coros para 'Recuerda a Lennon'

A partir de 1991 fui invitado a crear bandas sonoras para excelentes obras de teatro ecuatorianas; partiendo de esa práctica, sumé lo hecho con nuevos temas y lo incluido en Recuerda a Lennon para sacar mi primera producción como solista. Así que en 1993 entré a un estudio de grabación por 4 meses seguidos y en 1994 edité Cuentos del Río Colgado. Seguidamente realicé muchos conciertos en mi país y giras en el exterior, accediendo a todos los niveles posibles de audiencia y sin diferencia de estrato social. Respecto a la segunda edición de este CD, en 1995 la Revista Diners Ecuador comentó: ”Cuentos del Río Colgado marca punto y aparte en la música popular contemporánea ecuatoriana, y no podía ser más que una obra del mejor compositor y músico ecuatoriano de estos tiempos, condición que va más allá del dominio técnico de un instrumento y se define sobre todo por la sensibilidad”.


Sin embargo, esta etapa de mi vida no hubiese jamás así resultado sin buenos camaradas ni del ahora célebre Venenoso Batracio. Vale la pena contarlo y dar los créditos respectivos y merecidos.

Este bolerito de arrabal nació en tiempos que componía música para la banda sonora que mi querido Arístides Vargas y Malayerba me encargaran para su pieza teatral Francisco de Cariamanga. Durante las horas en que daba vueltas a qué clase de historia contaría la canción, me fui a retirar unas fotos que había mandado a enmarcar para adornar las paredes del, entonces nuestro, Albergue El Taxo. Una de las fotos –de mi amigo Jorge J. Anhalzer- era de un sapo venenoso de nuestra Amazonía y, ni bien quedó colgada en la pared, me dio su grata inspiración.

La obra de teatro se estrenó y estuvo muy aplaudida en sus temporadas, mientras la canción iba pegando con su primera versión que tenía a Leonardo Cárdenas al piano. Al año, Venenoso Batracio ya tenía una hermana, otro bolero “rocolero” titulado Extremaunción, que hice para un cortometraje de Santiago Carcelén. Ambas canciones formaron parte de las noches de clímax capitalinas de principios de los 90s, sin mayores pretensiones aunque con gran gozadera y cariño del público. Así por un par de años, hasta que entré a las sesiones de grabación de Cuentos del Río Colgado.

A fines del 93 Rocío y yo reunimos en casa a un grupo de amigos para darles una fiesta de audición de los temas listos para este CD. Desfilaron las canciones, terminaron los brindis, todos estuvieron de acuerdo y saltando con ganas de seguir la farra en otro lado. Todos contentísimos menos uno, el diseñador gráfico Pablito Iturralde, quien me llevó a un lado de la sala para hablar a solas. -¿Y “el batracio”? -me reclamó-, ¿qué pasó con “el batracio”?… Yo balbucee algo a manera de respuesta y allí mismo él revocó su sentencia en mi condena: -¡Si lo dejas fuera es que eres un cojudo!

De manera que de una regresé al estudio, con Tony Emme al piano. En medio de la grabación mi broder Riccardo Perotti entró, salió y reapareció con una de buen whisky, detallazo que me hizo soltar pasión y lengua con lo de “maldita emelecista…” y lo que sigue. Así, Venenoso Batracio fue la última canción que grabara para Cuentos del Río Colgado y la primera que me abriría inesperados caminos en mi carrera, haciéndome liquidar todas las reglas y conceptos que yo mismo había dispuesto en mi mesa para plantearme el oficio de cantautor.


Así en resumen empezó todo. Ahora permíteme resumir más todavía:



Mi obra musical está en las piezas teatrales:

Francisco de Cariamanga. Grupo Malayerba, 1991.
Jardín de Pulpos. Grupo Malayerba, 1993.
Orquídeas a la Luz de la Luna. Grupo Tragaluz, 1993.
Mujeres al Rojoscuro. Grupo Rojoscuro, 1995.

En los videos musicales y de ficción:
Un Hijo del Mar. Hugo Idrovo y Kino Producciones, 1988.
Secreciones. Hugo Idrovo y Marcelo Ferder, 1989.
El Hombre de la Mirada Oblicua. Santiago Carcelén, 1992.

En las cantatas y radioteatros:
Eugenio Espejo, Prisionero de la Libertad. Luis Dávila y Hugo Idrovo, 1991.
Cantata a Manuela Sáenz. Loly García y Hugo Idrovo, 1996.
Cruces sobre Noviembre. Loly García, 2010.

En los largometrajes:
Entre Marx y una Mujer Desnuda. Camilo Luzuriaga, 1996.
Sueños en la Mitad del Mundo. Carlos Naranjo, 1999.
Ratas, Ratones, Rateros. Sebastián Cordero, 2001.
The Rock, Galápagos en la II Guerra Mundial. Nicolás Cornejo y Hugo Idrovo, 2003.
Crónicas. Sebastián Cordero, 2004.
Ecuador vs. Resto del Mundo. Pablo Mogrovejo, 2005.

Entre 1979 y 1999 realicé, entre otras, las siguientes actividades como artista plástico:
Plumillas, óleos y dibujos en Las Peñas, Pasaje Municipal y Universidad Católica de Guayaquil. 1979-1982.
Exposiciones itinerantes EncontrArte (junto a Xavier Blum y Mauricio Suárez-Bango) en espacios verdes y áreas públicas en Guayaquil, Quito y Salinas. 1981.
Pinto óleos y un mural en Springfield, New Jersey, EE. UU. 1982-1983.
Ilustraciones varias para Revista DINERS del Ecuador. 1987-1999.
Produzco con Kino Publicidad el video musical Un Hijo del Mar, que obtiene el 2do. Premio en el I Concurso Maxell Ecuavisa. 1987.
Expongo en la Galería Pomaire, junto a Marcelo Ferder, la serie Instalaciones. 1989.
Promuevo y dirijo la publicación de la revista de cómics para adultos Secreciones del Mojigato (Marcelo Ferder, Juan Lorenzo Barragán, Bonil, Hugo Idrovo). 1989.
Ilustro el libro Parques Nacionales del Ecuador de Jorge Juan Anhalzer. 1990.
Como miembro del Grupo de Artistas Urbanos del Municipio de Quito realizo 2 proyectos de muralismo en fachadas y 2 de readecuación en zonas verdes y parques de la ciudad. 1991-1995.

En ese lapso recibí, entre otros, los reconocimientos:
Mejor Solista del Año, Revista TRAFFIC, 1991.
Recuerda a Lennon, Mejor Canción del Año, Revista TRAFFIC, 1992.
Cuentos del Río Colgado Mejor Disco del Año, Revista TRAFFIC, 1994.
Gringa Loca, Canción Favorita del Público, Festival Internacional de Cultura. Sucre, Bolivia, 1998.
Premio SINTONIZANDO TCTV al Mejor Exponente de Música Urbana, 1996.
Premio RADIO PLANETA al Mejor Solista del Año, 1997.
Premio ELEGGUÁ a la Labor Musical, 1998.




En 1998 nos radicamos con Rocío y los chicos en Galápagos. Allí solté las riendas a mi vocación de servicio comunitario y entre 1999 y 2007, sin abandonar mi carrera artística, trabajé como gestor cultural independiente, procurando fomentar el desarrollo de la cultura, arqueología, educación ambiental, el arte y la difusión de la historia humana de las islas. Desarrollé actividades como:

Colaborador del diario El Colono de Galápagos, en donde mantuve la columna mensual Galápagos en la Historia.
Director del programa San Cristóbal, Capital Cultural de Galápagos. (1999-2004), Con el apoyo del Parque Nacional Galápagos y la Agencia Española de Cooperación Internacional ejecutamos cerca de 300 eventos artísticos, culturales y didácticos.
Fundador y primer presidente de la Fundación Histórico-Cultural El Progreso. (2002)
Gestor de la puesta en valor de la ex hacienda El Progreso (isla San Cristóbal), prospección arqueológica y erección del sitio como Bien Patrimonial Perteneciente a la Nación. (2003)
Profesor de Historia Geopolítica de Galápagos. Colegio Alejandro Humboldt, Puerto Baquerizo Moreno. (2003)
Miembro del Comité Interinstitucional de de Cultura de Galápagos (2001-2004)
Coproductor y consultor histórico del largometraje documental The Rock, Galápagos en la II Guerra Mundial (2003).
Conferencista sobre la historia insular, con los temas: Manuel J. Cobos, Pionero de la Colonización de Galápagos y Galápagos en la II Guerra Mundial. (2003-2005)

En el ínterin, agosto de 2003, tuve un papel secundario en la película ecuatoriana Crónicas, de Sebastián Cordero, junto a Damián Alcázar, John Leguizamo y Leonor Watling. Fue muy entretenido y aleccionador pues Sebastián es lo máximo, pero mejor sigamos,

Mi obra literaria fue publicada en los libros:
La Saga y El Gozo (Editorial Planeta, 1998),
Fuerza Aérea Ecuatoriana, Historia Ilustrada (Ediciones FAE, 1999),
Galápagos, Huellas en el Paraíso (Ediciones Libri Mundi, 2005).
BASE BETA, Galápagos en la II Guerra Mundial. (La Palabra Editores, 2008)

Y las producciones discográficas:
PROMESAS TEMPORALES. 1986
ARCABUZ. 1988
RECUERDA A LENNON. 1990
CUENTOS DEL RÍO COLGADO. Tres ediciones: 1994,1995 y 2000
VIDEOACÚSTICO (varios artistas) 1995
PROMESAS TEMPORALES / ARCABUZ.1996
ANTOLOGÍA DEL ENCEBOLLADO.1998
TROVADORES DE GALÁPAGOS (varios artistas) 2003
QUITO, TIERRA DE LUZ (varios artistas) 2004
MÚSICA DEL ÚLTIMO PARAISO (varios artistas) 2005

2006 fue un año de intensos conciertos y realizaciones personales y familiares. Además fue mi XXX Aniversario de vida artística. Por esto último recibí otros reconocimientos:

Medalla y Pergamino Vicente Rocafuerte, al Mérito Cultural y Artístico, H. Congreso Nacional del Ecuador, 2006.
Medalla y Pergamino Al Mérito Cultural, Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, 2006.
PROMESAS TEMPORALES, Grupo de Mayor Influencia, Estatuilla de Honor Radio Hot 106, 2006.
HUGO IDROVO, Artista de Mayor Influencia, Estatuilla de Honor Radio Hot 106, 2006.
HUGO IDROVO, Mejor Artista Permanencia, Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, 2007.
HUGO IDROVO, Mejor Artista Fusión, Premio MBN, Mis Bandas Nacionales, 2007.


COn su esposa Rocio

Con sus hijos

En octubre de 2007, una vez creado el Ministerio de Cultura del Ecuador, fui designado Director Provincial de Cultura de Galápagos. Cimentado en lo que desde 1999 ya venía haciendo en las islas, asumí esa responsabilidad con todas mis energías y cumplí muchas metas importantes hasta marzo de 2012, cuando renuncié a fin de que la burocracia, la retórica y la tecnocracia institucionalizada continúen a sus anchas sin mí. Yo había cumplido otro ciclo de mi vida que me había dado tantas satisfacciones como lo contrario. Hay gente en las instituciones públicas que mezquinan más de lo que pueden valorar.

Desde Antología del Encebollado (1998) en adelante había grabado temas míos para algunos CDs en colectivo mientras iba produciendo un proyecto propio que –no imaginé nunca- me tomaría más de 10 años en terminar. Y no fue por desinterés o abandono sino por la mudanza a Galápagos, lo emprendido allá en el plano cultural y porque me entregué de lleno a escribir libros. Publiqué cuatro títulos entre 1998 y 2008. Así fue como en la última etapa de mis gestiones administrativas en Galápagos, en agosto de 2011 presenté por fin Roscoe Boulevard a través de mi página web.

¿Por qué Roscoe Boulevard fue un álbum de descarga gratuita?, porque sencillamente había perdido por completo los afectos al CD como producto artístico o de valor comercial. Sí vivo en un país donde la piratería formal e informal controla cada espacio posible junto a los vendidos medios de radiodifusión como sus mayores y solapados aliados -enormes monstruos cuyos viscosos tentáculos ignoran macabramente los derechos del autor ecuatoriano y sus esfuerzos- preferí mil veces crear una página web dedicada a difundir mi sentir y mi obra, abiertamente y sin fines de lucro.

Si tanto sufrimos por cambiar al mundo, conservar y salvar al planeta, rescatarlo de tan oprobioso y alienado sistema capitalista y consumista que lo ahorca, pues aquí tienes esta página web con canciones, fotos, dibujos, pinturas, acordes y letras completamente gratis para ti y para todos. De alguna manera seré retribuido y no precisamente con el vil dinero. En esta vida hay demasiadas riquezas que no tienen valor. Es mi alternativa y riesgo en este caso: asumir mi posición de artista, autor-compositor e intérprete de música ajena por completo al entretenimiento facilista, la rapiñosa competitividad comercial y la televisión basura.

Por otro lado está el hecho de que el CD está condenado a ir muy pronto a la fosa común, en donde yacen LPs, 45 RPMs, cartuchos de audio, cassettes, betamaxes, rollos de fotos, nintendos, etc. Los días se van de prisa y sutilmente. En esta época de reinado de la web, donde a diario discurrimos cómodamente con comunicación total e inmediata, el CD ya no es más que una frágil herramienta de paso, dirigida a los MP3, IPods, ITunes, tablets, etc., para el disfrute de las músicas del mundo. Sé que suena contradictorio, pero no descarto la idea hacer un tiraje limitado de CDs para la venta directa, de mano a mano, durante mis conciertos; hay detalles en ellos que están excluidos de bajarse desde mi website.

Roscoe Boulevard involucró a mucha gente: familia, amigos, músicos, técnicos de grabación, artistas, fotógrafos y diseñadores gráficos. Fue como ir sembrando y cosechando en chacras diferentes y espaciadas, pacientemente a lo largo de 13 años. Tuve que pasar por 5 estudios de grabación en el Ecuador, uno en Brasil y un concierto grabado en vivo en Guayaquil para llegar al acabado final. En fin, terminado mi ciclo “entre papeles y sueños de aire acondicionado” en Galápagos, a partir de abril de 2012 me sentí con todas las ganas de abrir otro flanco musical y volví a tierra firme, a proponer a mi hermano del alma Claudio Durán la grabación de 14 canciones en formato esencial, guitarra y voz.

Las canciones incluidas en Fermentación Fatal, otro álbum de descarga gratuita, provienen de mi repertorio solista y abarcan desde los años setenta, comoEl Viejo y La Piel, hasta 2012 con La Aventura Terrena y Todo Está Bien. A éstas dos últimas, para matizar, puse arreglos e instrumentos adicionales. A las demás convenimos grabarlas con la mayor crudeza posible, a fin de conseguir el mismo resultado sonoro que en vivo y privilegiar la comunicación del sentimiento antes que la parte técnica. Para ello, Claudio dedicó valioso tiempo a la producción en general: microfonía, ecualizaciones, texturas, niveles, frecuencias, etc., mientras yo daba pasadas de ensayo . De allí que las canciones del álbum en su gran mayoría corresponden a la primera toma de grabación.

Te dejo por el momento con Cuentos del Río Colgado, Roscoe Boulevard y Fermentación Fatal. Pronto se sumarán mis álbumes de los años ochentas. Y como el secreto de la felicidad es compartir, ojalá lo más pronto posible puedas compartir mi música con quienes tú quieras. Karma Positivo, Siempre!!

Amor y Gratitud. Jai Sat Chit Anand…



{ 4 comentarios... read them below or Comment }

  1. que genialidad.... eres grande hugo idrobo

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  2. Amplio, Generoso y Genial, tres adjetivos demasiado cortos para describir la grandeza, la sensibilidad, la humildad y la calidad humana del hombre que responde a si mismo y a sus principios bajo el nombre de Hugo Idrovo "Maestro del Arte y del Alma"

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  3. Carlos Alberto Orozco Espinoza5 de abril de 2023, 21:49

    Difícil no sentirse identificado en la juventud..el arte siempre llama al igual que la Pachamama y como no los buenos amigos esa vibra indescriptible que te une en carne y hueso con tus panas! Un fuerte abrazo querido Hugo.

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